lunes, 3 de octubre de 2005

Día 1: Los Ángeles-Palm Desert

3 de octubre de 2005
Primer contacto con el universo Harley. Me tocó una Fatboy 15 aniversario color burdeos con alforjas de cuero. Impresionante. Poner el contacto es entender la pasión de los locos que cambian traje y corbata por pantalón de cuero, chaleco, bandana y botas. Suena a potencia, a mito y a libertad, con ese ronco tac-tac que retumba en el pecho. La postura de conducción, genial, con un manillar exagerado, asiento generoso y estribos enormes, para acomodarse sin estrecheces antes de enfilar la carretera.
Eaglerider es como un concesionario de Harley, con infinidad de complementos –los más típicos junto a los más curiosos–, pero con la salvedad de que no hay motos para comprar. A cambio, el garaje y la parte trasera rebosa de Harleys listas para alquilar. Hay cola y tenemos que esperar un rato, a pesar de que vamos con uno de los fundadores de la firma... Marc me cuenta que empezaron en 1992, con 8 Harley dentro de un pequeño garaje a varios kilómetros de allí. Ahora, 13 años más tarde, son el mayor comprador de HD del mundo, con 3.000 unidades al año – rotación de 1.500 cada 6 meses–. Casi nada...

Salimos de Los Ángeles a las 11:00 horas con la intención de seguir la costa dirección Sur por un par de horas, paseando a ritmo de Harley por Long Beach, Palm Beach, Redondo Beach... comimos en Katy’s, típico bar de desayunos de los 60 situado sobre uno de esos pantalanes de las películas que rompen la impecable línea recta de las playas californianas, en Hunting Beach, rodeados de “vigilantes de la playa”, plataformas petrolíferas y sol.
Al terminar, continuamos dirección Sur hasta que giramos hacia el Este para adentrarnos en las montañas. Carreteras sinuosas, con límite de velocidad a 55 millas/hora y paisaje perdiendo en verde. Luego, cerca de una hora de autopista a 75 millas/hora, demasiado para una Fatboy sin carenado...
A medida que se hizo de noche, la temperatura fue descendiendo hasta obligarnos a poner guantes y una prenda por debajo de la chaqueta. Más carretera de montaña, esta vez sin apenas compañía, y empezamos a descender hasta Palm Desert, donde volvió el calor, subiendo cerca de 10 grados en apenas unas millas. Precioso, incluso de noche, con amplias avenidas decoradas con miles de pequeñas bombillas en las palmeras y tiendas, muchas tiendas. Creí estar en Rodeo Drive...

Llegamos al hotel “Embassy Suittes” a eso de las 20:10 horas. Las siete motos aparcadas justo delante de la puerta, la verdad es que impresionan.
Mañana será otro día...

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